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Jorge Salas Álvarez y la Historia de Fruteria Welton.

Visionario de sencillez espontanea, amigable, un hombre que ha llevado la perseverancia bien arraigada desde su niñez para no ser derrotado en las adversidades y tener la satisfacción de alcanzar los propósitos trazados; Jorge su nombre de pila, Salas Álvarez, sus apellidos.

Para el conocido y exitoso empresario, Jorge Salas, la fe ha sido el fundamento primordial en el esfuerzo continuo enfocado a la firme y absoluta convicción de que por el camino recto se puede llegar a los objetivos progresistas, que trazados bajo el marco de honestidad redundan en satisfacciones sagradas.

El prominente comerciante fundador del importante y popular consorcio identificado como Fruterías Welton, quien considero que los logros alcanzados han significado un privilegio de Dios porque le ha permitido, en primera instancia, compensar su pasión por los negocios, inquietud que descubrió a muy temprana edad.

En entrevista concedida gentilmente para Modelo, la revista Familiar de Hoy, con total limpidez, sin ataduras y sobre todo orgulloso de preservar sus raíces provenientes de una familia de extracción humilde, trabajadora, constituida en los preceptos básicos de honestidad, respeto y unión, el ejemplar comerciante hablo de sus inicios en los negocios, lo que cataloga como un mundo fascinante de retos, donde ha forjado sueños y esperanzas, que le ha permitido vivir experiencias motivadoras y disfrutar día a día momentos gratificantes que lo alientan a seguir en la búsqueda de resultados concretos. Oriundo de un pequeño pueblo llamado Puruandiro, situado en el estado de Michoacán, donde nacieron sus padres, el señor Salvador Salas Hernández y la señora Ofelia Álvarez Lara (QEPD) Jorge, albergó desde muy niño el gusto por el comercio.

Si acaso, Jorge tendría cinco anos de edad, cuando la familia salas Alvares, emigro de su tierra natal una población cercana llamada Los Reyes, donde su padre, de oficio jornalero campesino, buscaría nuevos horizontes para mejorar el sustento, pues el trabajo escaseaba y la economía no era del todo buena, por lo que la situación se torno por demás complicada.

Tras las resistencias y problemas que conllevo el establecerse en ese lugar, mientras su padre acudía a cumplir con las extenuantes jornadas en los campos agrícolas, una fuerza interior motivo aquel pequeño de tan solo cinco anos a utilizar unas monedas que guardaba y que en ese entonces sumarian los con cincuenta centavos, para comprar 2 o 3 cañas, que como un juego pondría a la venta en las afueras de su hogar.

Con evidente entusiasmo, Jorge se remonto al pasado, reviviendo aquella lejana anécdota y comenta emocionado… “Me acuerdo que más tardé en acomodar las cañas a un ladito de la puerta de la casa, que en venderlas… Después pensé en comprarme una pieza de pan entera y disfrutarla… Pues por falta de dinero era raro que pudiera… Pero me aguante las ganas y lo que hice, fue comprar más cañas, esperando repetir la gran satisfacción que sentí al vender las primeras.

Dos años después, su padre, opta por emigrar con su familia a San Luis Rio Colorado, donde ese estableció en el área rural, retomando la actividad en las labores del campo, Jorge había cumplido ya siete anos, al igual que su hermano mayor, salvador se dedico a apoyarlo en las extenuantes jornadas de valor.

En esa etapa, padre e hijos, se dedicaron de lleno a trabajar en las cosechas de algodón, trigo, sorgo, maíz, ajonjolí y varios tipos de hortalizas que producía con abundancia el Valle Sanluisino. Los tiempos difíciles ocasionados principalmente por la falta de recursos persistían en la familia… las jornadas diarias en las parcelas eran extenuantes, pues solidarios con su padre quien les había construido como hogar un pequeño pajar de esa hierva conocida como cachanilla y adobe, se entregaban a las dignas labores del campo desde que salía el sol hasta que anochecía.

No obstante a que persistían los tiempos difíciles para la familia Salas Álvarez, debido a la falta de recursos, para Jorge esa fue una de las épocas más felices de su vida, pues tras dos años transcurridos de su llegada al valle de San Luis, con siete años cumplidos, renace en su interior el ánimo de vender.

Para entonces, Jorge le solicita autorización a Don Salvador, su padre, para empezar a vender jícamas con chile y limón, recibiendo en principio una negativa a su petición pues lo consideraba aun demasiado pequeño. Embargo, tras buen tiempo de insistir, el espíritu de comerciante sale a relucir nuevamente y se pone a vender entre los jornaleros, jícamas cubiertas de chile en polvo y limón, sin imaginarse que esa inquietud para comerciar procedía de un Don especial que el ahora atribuye a dios.

A los pocos días de iniciar con la vendimia de jícamas y gracias al éxito que tuvo, siendo apenas un niño, Jorge aprovechaba el resultado de las ventas para resultado de las ventas para reinvertirlas en la adquisición de otro tipo de frutas, hasta que llego a vender lo que él califica como los más rico cocteles comúnmente conocidos como los “picos de gallos: por cierto, eran los más ricos de todo el valle” expresa colmado de alegría el hoy consolidado empresario. Con la vendimia de los cocteles de fruta, Jorge empezó a superar los jornales que ganaba su padre y su hermano, luego adhirió a la mercancía que ofertaban una diversa selección de dulces y refrescos. Pasado el tiempo a la edad de 10 años, aproximadamente, Jorge quiso probar suerte en la cuidad, sin importar la distancia acudió en más de cinco ocasiones a la ya desaparecida peletería La Perla del Golfo, donde con firme decisión solicito un carrito surtido de helados que allí elaboraban tras varios rechazos, fue tal la tenacidad hasta que su persistencia, inspiro a los propietarios que le facilitaron un carrito de paletas “estaba todo feo… parecía que se iba a desbaratar, las llantas estaban flojas, despintado, pero a mí en ese tiempo, ese fue el día mas feliz de mi vida”. Expone con nostalgia el entrevistado, quien comenta que a partir de ese día se acrecentó su empeño en las actividades comerciales.

Pasado ese ciclo, ya convertido en adolescente Jorge emprendió la búsqueda de nuevas perspectivas, viajando de indocumentado a los Estados Unidos, donde permaneció, donde trabajo en establecimientos comerciales, hasta llega a instalar su propio “tianguis” donde vendía una diversidad de artículos, incluso llego a vender vehículos, posteriormente, ya con unos ahorros regreso con su familia al Valle de San Luis, para al poco tiempo instaurar la primer frutería Welton, misma que actualmente funciona en el Ejido La Grullita, llevándolo a su constancia en los negocios a crecer formando la cadena de tiendas que tanto beneficio ha traído a los Sanluisinos, ya que hasta ahora son más de 500 empleos los que genera en todas las tienda de auto servicio.

 

Fruterias Welton
elementocero Matriz: Ave. Sonora y Calle 7. San Luis Rio Colorado, Sonora, México.
Mayoreo: 536-3160 / 534-0265    Menudeo: 536-4940    Compras y Ventas: 534-7118